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Viernes 9 de Febrero de 2024

El Hospital San Juan de Dios de León se suma a la celebración de la XXXII Jornada Mundial del Enfermo

El Servicio de Atención Espiritual y Religiosa (SAER) hace suyo un mensaje del papa Francisco que, bajo el lema ‘No conviene que el hombre esté solo. Cuidar al enfermo cuidando las relaciones’ (Gn 2,18), incide en que “el ser humano ha sido creado para la comunión, lleva en su ser la dimensión relacional con el dinamismo de la amistad y del amor mutuo”.
El Hospital San Juan de Dios de León se suma a la celebración de la XXXII Jornada Mundial del Enfermo

El Hospital San Juan de Dios de León se suma a la XXXII Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará este 11 de febrero con el lema ‘No conviene que el hombre esté solo. Cuidar al enfermo cuidando las relaciones’ (Gn 2,18).

El Servicio de Atención Espiritual y Religiosa (SAER) hace suyo un mensaje del papa Francisco que incide en que “el ser humano ha sido creado para la comunión, lleva en su ser la dimensión relacional con el dinamismo de la amistad y del amor mutuo”.

“Hemos sido creados para estar juntos, no solos. La experiencia de abandono y soledad nos asusta. Es dolorosa e inhumana, y lo es aún más en tiempos de fragilidad, incertidumbre e inseguridad. Lo experimentamos en la pandemia de Covid-19, y también, en la guerra y sus trágicas consecuencias”, asegura.

La experiencia de abandono y soledad nos asusta. Es dolorosa e inhumana, y lo es aún más en tiempos de fragilidad, incertidumbre e inseguridad. Lo experimentamos en la pandemia de Covid-19, y también, en la guerra y sus trágicas consecuencias

Pero, en sus propias palabras, “también en los países que gozan de paz y cuentan con mayores recursos, el tiempo de la vejez y la enfermedad se viven a menudo en soledad y, a veces, incluso en el abandono”.

La cultura del individualismo se convierte entonces en una cultura del descarte: “En determinadas opciones políticas también prevalecen la soledad y el abandono, cuando no ponen en el centro la dignidad de la persona humana y sus necesidades para garantizar el derecho fundamental a la salud y el acceso a los cuidados médicos a todo ser humano”.

“El abandono de las personas frágiles y su soledad se agravan al reducir los cuidados únicamente a servicios de salud, sin ir sabiamente acompañados por una “alianza terapéutica entre médico, paciente y familiares”, advierte el papa.

“¡No conviene que el hombre esté solo! Este es el designio de Dios sobre la humanidad, pero, sobre él pesa la herida mortal del pecado que genera aislamiento y afecta a las personas en todas sus relaciones: con Dios, consigo misma, con los demás y con la creación. El primer cuidado es la cercanía llena de compasión y de ternura, pues cuidar al enfermo significa, cuidar todas sus relaciones”, señala antes de preguntarse si “¿es esto posible?”

El buen samaritano que “se detiene, acoge y cuida”

“Claro que es posible y ahí está la imagen del buen samaritano que se detiene, acoge y cuida. Es la verdad central de nuestra vida, hemos venido al mundo porque alguien nos ha acogido. Hemos sido hechos para el amor, estamos llamados a la comunión y a la fraternidad. Esta dimensión nos sostiene en tiempos de enfermedad y fragilidad, por ello, quienes padecen una enfermedad ¡no se avergüencen de su deseo de cercanía y ternura!, no la oculten, no son una carga”, precisa en su mensaje.

Y es que la condición de los enfermos nos invita a todos a frenar los ritmos, estamos en un cambio de época y es necesario hacer nuestra la mirada compasiva de Jesús: “Cuidemos a quienes sufren con el amor recibido en la oración. Hagamos crecer la cultura de la ternura y de la compasión. Enfermos, frágiles, pobres están en el corazón de la Iglesia y en el centro de nuestra atención humana y solicitud pastoral”.

En San Juan de Dios cuidamos y acompañamos en la experiencia del sufrimiento, siguiendo el ejemplo de Juan de Dios, de forma integral, porque sabemos que el sufrimiento tiene varias dimensiones: emocionales, sociales y espirituales. El acompañamiento lo llevamos a cabo de manera individual y próxima, sabiendo escuchar, y considerando a la persona, única. Es a través de la realidad trascedente de la persona desde donde podemos percibir el sentido del sufrimiento. 

XXXII JME_Mensaje Papa Francisco.pdf

 

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