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Martes 11 de Febrero de 2025

San Juan de Dios de León llama a “despertar a la esperanza” en la XXXIII Jornada Mundial del Enfermo

El Servicio de Atención Espiritual y Religiosa (SAER) apuesta por “recuperar la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras” • “Vivir la enfermedad como encuentro con Dios exige un itinerario sinodal de caminar juntos y no en la distancia”, advierte su responsable, Abilio Fernández.
San Juan de Dios de León llama a “despertar a la esperanza” en la XXXIII Jornada Mundial del Enfermo

El responsable del Servicio de Atención Espiritual y Religiosa (SAER) del Hospital San Juan de Dios de León, Abilio Fernández, ha llamado a “despertar a la esperanza” y “recuperar la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras” en el marco de la XXXIII Jornada Mundial del Enfermo que se celebra este 11 de febrero bajo el lema ‘La esperanza no defrauda (Rm 5,5) y nos hace fuertes en la tribulación’.

“Como bien dice Nurya Martínez-Gayol la esperanza nos constituye como un elemento propio de nuestra humanidad y como una gracia que prende en nosotros llenando nuestra vida de sentido. Pero, en la misma línea, la desesperanza nos enferma, como individuos, como sociedad y como cultura”, ha indicado.

La desesperanza nos enferma, como individuos, como sociedad y como cultura

El papa Francisco, en su carta para esta jornada, invita a reflexionar sobre la presencia de un Dios que permanece cerca de quien sufre, en particular bajo tres aspectos que la caracterizan: el encuentro, el don y el compartir. “Vivir la enfermedad como encuentro con Dios exige un itinerario sinodal de caminar juntos y no en la distancia”, ha advertido Fernández sin olvidar que “ese encuentro, en el que el miedo y la angustia se serenan, convierte la realidad enferma en don y regalo”.

“Hasta ahora hemos estado guiados por la cruz, por la enfermedad, pero en el encuentro descubrimos sus fortalezas, el regalo que encerraba para la vida, la experiencia de convertirlo en don. Pero este tercer paso, el de compartir, es fácil cuando se ha conseguido un espacio en el que se respira paz, se hace sacramento y nos une en la esperanza”, ha continuado ahondando el responsable del SAER.

“La vida nos posibilita vivir la enfermedad como encuentro, acogerla como don y compartirla para un canto a la esperanza. Son los pasos del peregrino cuando en el camino reconoce la realidad de su vida, el peso que aplasta su esperanza, lo que le hace sufrir y no le deja respirar, lo negativo que hay en su humanidad”, ha explicado.

Así, según ha apostillado, “reconciliado con su creador, reconduce su vida y el sentido que le anima cada mañana a vivir la fraternidad de una humanidad que, envuelta en penumbras, intuye la luz del amanecer, pues, como reflexiona Charles Péguy, la esperanza es la niña pequeña que se acuesta cada noche y se levanta cada mañana, la que duerme tranquila y, al amanecer, nos da los buenos días”.

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